Locamente Enamorado [Respuestas de Luis Palau]




Tengo veinticuatro aƱos y estoy locamente enamorado de una chica, pero desafortunadamente, ella me desprecia. 

He tratado por todos los medios de expresarle mi amor, pero ella no ha querido poner oĆ­do a mis sĆŗplicas. Sale con otros muchachos sin importarle mis sentimientos. Estoy desesperado. He deseado entregarme a las drogas o al alcohol y hasta he tenido deseos de suicidarme. Para mĆ­ la idea de la felicidad ha muerto. No sĆ© si sus consejos me pueden ayudar, pero los espero.

Respuesta:
Mi estimado caballero, veo que usted tiene veinticuatro aƱos de edad y un corazĆ³n casi dirĆ­a adolescente. Pero quiero responder con seriedad a su carta, ya que existe seriedad en el contenido de la misma.

Primero, sepa que no puede haber verdadero amor cuando no hay comunicaciĆ³n ni confianza entre dos personas. Todos corremos el peligro de confundir emociĆ³n, y a veces pasiĆ³n, con el verdadero amor. En el caso suyo, se trata de una emociĆ³n, una fantasĆ­a, que no tiene fundamento en la realidad, porque usted obviamente no conoce a esta seƱorita, ya que si la conociera tal como ella es, comprenderĆ­a su proceder.

Hay un pasaje escrito hace centenares de aƱos por un famoso profeta en el cual Dios se dirige al mismo y le dice lo siguiente:

"No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Dios no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo
que estĆ” delante de sus ojos, pero Dios mira el corazĆ³n" (1 Samuel capĆ­tulo 16).

DĆ­game joven, Āæconoce usted cuĆ”l es el comportamiento de esta seƱorita en su casa, en su vecindario, en la escuela o el empleo? Āællena ella los requisitos de una muchacha ideal para el matrimonio? Me refiero ideal en cuanto a cualidades espirituales y a la actitud de su corazĆ³n, de su personalidad. Usted sabe que uno no debe casarse por puro atractivo fĆ­sico, que es lo que lamentablemente demasiadas personas hacen.

Le hago otra pregunta, ĀæquĆ© tipo de hombre es usted? Āæes usted la clase de hombre que esta seƱorita respetarĆ­a y querrĆ­a como esposo para vivir con ella treinta, cincuenta, sesenta aƱos? Es una pregunta vital.

Lamentablemente, somos egoĆ­stas y muchas veces en lugar de pensar en quĆ© clase de persona somos para que la otra persona nos respete, nos ame y quiera casarse con nosotros, pensamos en lo que a nosotros nos conviene y quĆ© clase de persona es la otra en quien estamos interesados. ĀæEs usted de los que practica lo que dice Filipenses capĆ­tulo 4? Dice:

"Por lo demƔs, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad".

Y luego en el mismo libro de Filipenses capĆ­tulo 2, dice lo siguiente:

"No hagan nada por egoƭsmo o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demƔs como superiores a Ʃl mismo".

Estimado joven, usted debe reaccionar, tiene que despertar y frenarse de una vez. Usted mismo se ha creado un estado irreal. No quiere ser rechazado por esta jovencita, pues sus sentimientos egoĆ­stas estĆ”n luchando dentro de su corazĆ³n y usted francamente, estĆ” en conflicto. 

Habla del suicidio, el alcohol y las drogas, sencillamente porque su arrogancia y orgullo lo estƔn destrozando. Usted no puede seguir diciendo que estƔ enamorado de esta joven cuando al mismo tiempo piensa en la borrachera y el suicidio. Eso no es amor y de esta manera nunca va a crear un hogar feliz.

Usted debe reconocer que la soluciĆ³n al problema del falso amor que usted llama "locamente enamorado", no se halla en las drogas o el alcohol, ni en el suicidio. La soluciĆ³n al dilema de su alma es Cristo viviendo en su corazĆ³n. Usted necesita un cambio de emociones, un cambio de actitud, un cambio de comprensiĆ³n de lo que es la vida. Y la vida sin Cristo no es vida.

Si usted no tiene a Cristo en el corazĆ³n, no se sorprenda que su vida siga a los tumbos; que otros lo rechacen; no se sorprenda que se encuentre desesperado. JesĆŗs dijo en San Mateo capĆ­tulo 9:

"Los que estƔn sanos no tienen necesidad de mƩdico, sino los enfermos".

Y en San Juan capĆ­tulo 15 dijo:

"Separados de mƭ, nada podƩis hacer".

El dilema suyo, aunque ahora se enfoca en el amor que usted dice sentir por esta jovencita, brota de su corazĆ³n. Si usted acepta a Cristo en su corazĆ³n, va a tener una actitud calma, genuina, una actitud sin intereses egoĆ­stas hacia esta joven. 

ĀæPor quĆ© no le abre su corazĆ³n ahora mismo, en este instante? DĆ­gale, "SeƱor JesĆŗs, he fracasado, estoy ciego, necesito que me perdones, que me guĆ­es, que me cambies. Entra a mi corazĆ³n". Haga esa decisiĆ³n y su vida comenzarĆ” a cambiar.

Luis Palau

No hay comentarios: